domingo, 27 de octubre de 2013

 Últimos domingos de mes

Cada día, y siempre que el tiempo acompañe, el anciano sale hasta el muro de su casa a recibir el cálido y suave sol de la tarde. Apoya los dos palos que le permiten moverse en la pared y recorre lentamente lo que del pueblo alcanza a ver con su mirada, buscando, seguramente, algo que rompa el silencio dominante, cualquier cosa aparte de los leves sonidos de siempre. Busca a alguien con quien cruzar unas palabras o un simple saludo, y, si es posible, un tema novedoso que se aleje de lo muchas veces dicho o pensado. Hoy lo hace poco después de que, sin novedad, la ambulancia trajese de regreso a su mujer de una de sus rehabilitaciones de cadera y cuyos efectos tan lentamente se van dejando notar. Un trapo le sirve para espantar a las moscas que se acercan a sus cansados y enfermos pies descalzos y, de camino, ocupar el vacío que el tiempo va dejando a su paso. Las observa y emplea el trapo con energía y seguridad. Domina los golpes a la perfección, calcula, mientras eleva el brazo, y cuando llega el momento propicio suelta el latigazo con rapidez. En estas concentradas maniobras se encuentra cuando su mujer decide también aprovechar el sol que no sólo calienta el cuerpo sino también el alma. Sin cruzar palabra alguna ocupa su lugar, tres o cuatro metros alejado de su marido, frente a la puerta de la casa.
La mañana siguiente es tranquila y transcurre pausadamente. El sol comienza iluminando la otra isla y lentamente avanza por el mar hasta coronar las primeras casas de la costa para luego, con decisión, jalonar barrancos, invernaderos y pueblos hasta llegar aquí, el lugar más tardío de la zona en recibir el calor matinal.
La señora que había limpiado la escuela, la tarde anterior, acude por la mañana, a ella, con un bote de mojo verde en la mano. En realidad la escuela lleva muchos años cerrada, desde 1975, y ahora se ha convertido en algo parecido a un local social y también iglesia, aunque en dicha transformación se cometieran algunos errores, según cuentan. Hoy, como todos los últimos domingos de cada mes, se organiza una comida en sociedad a la que no sólo acuden los vecinos del pueblo, sino algunos de los que, siendo de él, viven fuera. Una forma de revivir experiencias y compartir historias alrededor de una tabla que sirve de mesa.

Un poco más allá, hacia el barranco, permanecen visibles las cinco cuevas donde vivían los antiguos habitantes del pueblo.
                                                                                                                                                    Abril 1996

                               2013. Acuarela sobre papel, 16x17cm.
Acuarela sobre papel, 14x15 cm.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Faro

Sobre la montaña de bancales espera uno pacientemente a que el sol se esconda detrás de la otra isla. Mientras la luz se tiñe de amarillo, las cabras, con sus tintineos, regresan a sus corrales y la Montaña, nevada, surge a lo lejos, tras una hilera de nubes que desde el norte se dirigen al sur. Sólo ella permanece resplandeciente y alarga su indescriptible presencia, cuando ya la noche se ha apoderado de la isla, como un faro que la ilumina.
                                                                                                                                                  Marzo 1996






2013. Acuarela sobre papel, 16x17cm.
Acuarela sobre papel, 14x15 cm.